Somos propensos a entrar en polémicas estériles y peleas sin sentido. Diariamente, nos encontramos en situaciones en las que nuestra soberbia nos impele a mostrarnos altaneros, engreídos y sabedores de todo. Discutimos por nimiedades y negamos al otro que tenga parte de razón en sus planteamientos. Incluso llegamos a acalorarnos y a pasar a la riña, el enfado y la descalificación del contrario. ¡Cuántos disgustos nos ahorraríamos y evitaríamos a los que nos rodean si antes de hablar nos mordiéramos la lengua!
La fe en la vida eterna da al cristiano la valentía de amar aún más intensamente nuestra tierra y de trabajar por construirle un futuro, por darle una esperanza verdadera y firme – Papa Benedicto XVI
Para llegar a la plena unión con Dios, que se producirá tras dejar este mundo terrenal, debemos contribuir, con el esfuerzo del