Podemos, con los ejemplos de nuestras vidas, ser cualquier cosa menos aquello que debemos ser, que es ser semilla que nace, crece y da frutos que ayudan a los demás. Es cierto que con nuestras propias fuerzas poco podemos hacer. Por eso invocamos la ayuda de quien todo lo puede, para que no nos convirtamos en la hierba que daña el sembrado o la cizaña que estropea las cosechas. Si pedimos con humildad, el Espíritu de Dios no hará oídos sordos a nuestra plegaria.
Dios sólo sabe ser amor, y sólo sabe ser Padre. Y quien ama no es envidioso, y quien es Padre, lo es totalmente – San Hilario de Poitiers
Que no se nos olvide nunca que Dios es un padre lleno de amor. En Él podemos depositar toda nuestra confianza. Sin