Fuera el odio y el rencor de nuestras vidas. Fuera de nosotros el pensar mal de los otros, el envidiar a los demás, el humillar a los que no son de nuestra cuerda. Bienvenido sea el perdón a los que nos ofenden, el ofrecer la mano a quien nos insulta, el sonreír a quien nos desprecia… Si vivimos practicando el mensaje que Jesús nos ha dejado, que se basa fundamentalmente en el amor, nuestras almas sentirán un gran regocijo y un permanente renacer de los mejores deseos que viven en nosotros.
La vida cristiana no está hecha de personas que hacen poco, sino de personas que se empeñan a fondo – Santa Juana Molla
Vivir la fe de forma tibia, poco valor tiene. El cristianismo no es un regalo que se nos haya dado para disfrutar