Señor, ayúdanos a distinguir la felicidad verdadera de la que es solamente ficción. Para vivirla como Tú quieres que la vivamos. Para transmitirla a quienes nos rodean. Porque a ellos también les pertenece. Esa felicidad que no está hecha de placeres mundanos, sino de alegría por ser humildes seguidores tuyos y por aportar algo de bondad a este mundo. Por intentar cumplir con tus enseñanzas. Sabemos que no es preciso esperar a la otra vida para ser feliz. Por eso necesitamos que nos ayudes, día tras día, a sentir el gozo de serte fieles. Para empaparnos de la dicha de ser amigos tuyos.
El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente mortal – Papa Francisco
La sociedad en la que estamos inmersos necesita personas humildes, serviciales y honestas. Sobran los soberbios que se consideran superiores a los