Hermoso es confiar en el Señor, que no abandona nunca a los suyos, aunque, a veces, pueda la ceguera humana ver otra cosa distinta. Porque por muchas dificultades, cruces con las que nos carguen o nos carguemos nosotros mismos, nunca serán grandes si contamos con la ayuda del Crucificado, que siempre, con su ejemplo y su palabra, está, cual fiel Cirineo, dispuesto a ayudarnos.
El amor del Señor no tiene límites, que no lo tenga tampoco el nuestro – Santa Maravillas de Jesús
Dio su vida por cada uno de nosotros. Eso sí es amor de verdad. Porque quien renuncia a sí mismo, a su