Jesús nos dejó a su madre por madre nuestra. Está siempre dispuesta a escucharnos para ayudarnos en nuestras necesidades. Acerquémonos a ella sin miedo. Como hijos confiados en su amor. Aunque seamos, a veces, rebeldes. Recurramos a ella con frecuencia. Es quien mejor nos puede guiar para caminar como buenas personas por la vida. Su presencia dentro de nuestros corazones nos ilumina en los momentos en los que estamos más abatidos o desorientados. Que nos acompañe siempre. No nos alejemos nunca de su protección.
El domingo cristiano gira alrededor de la Misa. ¿Qué domingo es, para un cristiano, aquél en el cual falta el encuentro con el Señor? – Papa Francisco
Asistir a la celebración de la Eucaristía el día del Señor es participar en la fiesta del Amor. Ir a misa el