El martirio es el premio que reciben unos pocos creyentes. La inmensa mayoría de los cristianos no estamos llamados a perder la vida humana por confesar nuestra fe. Pero sí estamos invitados a dar testimonio permanente, con nuestras obras, de que somos discípulos de Cristo. El Señor nos anima a que avancemos, día tras día, en perfeccionar nuestras vidas, dejando de lado todo lo que nos pueda impedir ser mejores. No estamos solos en esta tarea, porque Él se encuentra siempre a nuestro lado, para darnos fuerza siempre que estamos necesitados de ellas.
La fe en la vida eterna da al cristiano la valentía de amar aún más intensamente nuestra tierra y de trabajar por construirle un futuro, por darle una esperanza verdadera y firme – Papa Benedicto XVI
Para llegar a la plena unión con Dios, que se producirá tras dejar este mundo terrenal, debemos contribuir, con el esfuerzo del