El martirio es el premio que reciben unos pocos creyentes. La inmensa mayoría de los cristianos no estamos llamados a perder la vida humana por confesar nuestra fe. Pero sí estamos invitados a dar testimonio permanente, con nuestras obras, de que somos discípulos de Cristo. El Señor nos anima a que avancemos, día tras día, en perfeccionar nuestras vidas, dejando de lado todo lo que nos pueda impedir ser mejores. No estamos solos en esta tarea, porque Él se encuentra siempre a nuestro lado, para darnos fuerza siempre que estamos necesitados de ellas.
El que quiera decir a otras personas la verdad, debe saber soportarla en sí mismo – Beato Adolfo Kolping
Claro que la verdad a veces duele, como cuando nos la aplicamos a nosotros mismos y no coincide con nuestra manera de