A menudo, nuestra lengua y nuestro comportamiento se muestran muy rápidos en enjuiciar lo que hacen los otros. Poca misericordia hay en nuestros corazones cuando nos lanzamos a descalificar a los que no están de nuestra parte, o no nos caen bien. No tenemos que ser jueces de los demás, sino solamente de nuestras propias acciones. Dejemos de repartir sentencias absolutorias o condenatorias a los que están en nuestro alrededor.

No hagas crítica negativa. Cuando no puedas alabar, cállate – San Josemaría Escrivá
Una hermosa manera de practicar la caridad es saber callarnos cuando tenemos que opinar sobre alguien al que le vemos lleno de



