Cuando obramos en conciencia, siguiendo los dictados del Señor, adquirimos las fuerzas suficientes para ser firmes y no tener miedo a lo que puedan hacer o decir contra nosotros. Únicamente Dios es quien nos debe importar, pues es Él el que nos conoce cómo somos en realidad. Será Él quien nos juzgará por lo que hagamos o dejemos de hacer. No prestemos, por tanto, importancia a los juicios de los hombres, sino solamente a Dios.
Entiende que en el dolor se te prueba, para que no te abatas; entiende que se te prueba en la prosperidad, para que no te exaltes – San Isidoro de Sevilla
Tanto en los momentos en los que lo pasamos mal como en los que nos sentimos repletos de gozo por lo bien