En la entrega total a quienes nos necesitan está la virtud del amor. Repartir lo sobrante o lo superfluo, ni nos transforma a nosotros ni resuelve el problema real del mundo que nos rodea y del que somos parte. Quien se dice creyente en Cristo no puede conformarse con repartir migajas, porque si no se está dispuesto a dar hasta la propia vida, no servirá de nada lo que se haga.

No hagas crítica negativa. Cuando no puedas alabar, cállate – San Josemaría Escrivá
Una hermosa manera de practicar la caridad es saber callarnos cuando tenemos que opinar sobre alguien al que le vemos lleno de



