Sólo Tú, Señor, puedes transformar nuestros corazones para que sepamos vivir en paz, para que no tengamos miedo a ser delatados como siervos tuyos, para que la alegría de la fe en ti nos empape. Sólo Tú puedes liberarnos de las esclavitudes mundanas y de los egoísmos aniquiladores de la persona. Que perdamos el miedo a gritar con los niños judíos que acudieron a recibirte con palmas y ramos: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Que comprendamos que solo Tú eres la fuente de la que mana la alegría plena.
La vida es un instante entre dos eternidades – Santa Teresita del Niño Jesús
Que la vida es corta, cual un breve suspiro, es una realidad patente. De ahí la importancia que tiene el que, como