Seguir a Jesús, reconociendo que es el Hijo de Dios que vino a salvarnos, es el principio sobre el que ha de basarse el comportamiento de todo creyente cristiano. Proclamemos, como hizo el apóstol, que Él es nuestro Rey y Señor. Sintámonos llenos de gozo porque somos herederos del único reino que merece ser conquistado, aunque sea preciso dar por ello nuestra vida terrenal.
No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón – San Juan Pablo II
Es tarea muy noble aspirar a que haya paz entre los hombres y entre los pueblos. Como cristianos, nuestra tarea ha de