Orgullosos nos sentimos porque María, mujer sencilla y humilde, de la estirpe de los hombres, ha sido coronada por Dios. Es nuestra Madre y nuestra Reina. Nuestra permanente protectora. Acudamos a ella siempre, necesitados o no. Porque seremos atendidos en todo momento. Nunca nos sentiremos solos. Ni siquiera cuando nos encontremos en las horas más tenebrosas de nuestra vida.
En esta vida, es mejor amar a Dios que conocerlo – San Agustín
Hay tantas cosas sobre Dios que no puedo comprender con mi mente humana que, en ocasiones, me entran dudas. Desearía saberlo todo,