Orgullosos nos sentimos porque María, mujer sencilla y humilde, de la estirpe de los hombres, ha sido coronada por Dios. Es nuestra Madre y nuestra Reina. Nuestra permanente protectora. Acudamos a ella siempre, necesitados o no. Porque seremos atendidos en todo momento. Nunca nos sentiremos solos. Ni siquiera cuando nos encontremos en las horas más tenebrosas de nuestra vida.
Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros? – San Pablo, apóstol
Nuestra debilidad está en la poca confianza que tenemos en Dios. Nos creemos fuertes y prescindimos de Él. Nos consideramos autosuficientes. Mal