La paz que nos trae postrarnos ante el Señor, reconociendo nuestra pequeñez, es un bálsamo que cura todas nuestras heridas y nos llena de un inmenso gozo. Si acudimos más a ella, seremos más dichosos. Un creyente que no reza no saborea la alegría interior de sentirse acogido por el Padre bueno. Que nunca nos falte tiempo para orar, pues en la plegaria nos acercamos a quien nos llena de su gracia.
La Trinidad es por lo tanto Amor, amor completamente al servicio del mundo, al que quiere salvar y reconstruir – Papa Francisco
El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio del amor total de un Dios que busca el bien de todos y