Cuando oramos, estamos más en contacto con Dios. Nos entregamos más a Él y nos identificamos con su mensaje. Un creyente en oración tiene fuerzas suficientes para transformarse y transformar a los demás. Quien ora profundamente está en disposición de unir sus fuerzas a otras muchas y así poder construir el mundo que Cristo quiere que sea implantado entre las gentes. Tenemos, pues, una tarea que llevar a cabo pero solamente encontraremos fuerzas para acometerla si nos ponemos en presencia del Señor que nos protege.
Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mi vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse – Papa Francisco
Tengo mucho más de lo que necesito para vivir. Busco tener más, creyendo que cuanto más posea seré más dichoso. Me engaño