No es nada bueno quedarse cruzados de brazos, sin hacer nada. Porque las personas ociosas, que no saben qué hacer o no quieren realizar ninguna tarea, son propensas a los lamentos cuando las cosas no van bien o ellas se encuentran en situaciones complicadas. Hay que estar bien activos. Porque el alma es propensa a dormirse en la comodidad, la abulia y la apatía. Estar ocupados todos los momentos del día es síntoma de vitalidad, de querer seguir aportando energías para avanzar en el seguimiento de Cristo y construir un mundo mejor.
Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor – San Juan de la Cruz
Con el amor se puede transformar el corazón del hombre, que es el lugar de donde surgen las maldades humanas. A fuerza