Debemos acercarnos más a Dios y a los hermanos, intentando que la indiferencia que hoy nos domina se transforme en esfuerzo por mejorar esta sociedad para hacerla más conforme a los planes del Creador. Cada uno, con nuestras propias limitaciones, tenemos que cumplir la misión que se nos ha encomendado. Nadie debe cruzarse de brazos, porque es mucho el trabajo que hay que hacer. El Señor nos espera y no quiere rezagados, sino decididos a sembrar el mundo de amor.
El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer, pero no vivir de acuerdo con lo que se cree – San Antonio de Padua
Es más fácil decir a los demás qué tienen que hacer para ser mejores que dar nosotros el paso para intentar ser