No importa que no la veamos. Sabemos que la gracia divina está presente en los que creemos en Jesús. Con ella se nos otorga un poder inmenso, pues quedamos transformados en hermanos del Señor y en hijos de Dios. ¿No supone esto tener una fuerza sin límites? ¿Qué nos impide lanzarnos a transmitir esta fe? ¿Por qué tenemos miedo de compartir esta dicha con los que aún no conocen que existe?
El peldaño más bajo de esta decadencia moral es la soberbia. El hombre rico se viste como si fuera un rey, simula las maneras de un dios, olvidando que es simplemente mortal – Papa Francisco
La sociedad en la que estamos inmersos necesita personas humildes, serviciales y honestas. Sobran los soberbios que se consideran superiores a los