Cristo nos ha enseñado que no existe mayor amor que el dar la vida por la persona amada. Él murió por cada uno de nosotros, dándonos ejemplo. Cuando uno se entrega por completo, entregando, incluso, la propia vida, está realizando el mayor acto amoroso. A esto tenemos que llegar, si queremos parecernos en algo a lo que debe ser un cristiano como es debido. Darnos por completo, sin quedarnos nada para nosotros.
Todas las veces que injurias y quieres mal a tu prójimo, injurias y quieres mal a Dios que es su hermano – San José de Anchieta
No hay otro camino para amar a Dios que no pase por amar al prójimo. Él lo ha querido así y de