Practicar la caridad con quienes nos rodean requiere que seamos capaces de mostrarnos correctamente con ellos hasta en las cosas más triviales. Porque la auténtica caridad no consiste en actuar heroicos en determinados momentos, sino comprensivos, educados y serviciales permanentemente. Un gesto de simpatía, un apretón de manos y una palabra cariñosa son, a menudo, más importantes que el deseo de participar en grandes campañas de solidaridad.
La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento – San Bernardo
Somos tentados de mil maneras para que nos apartemos de la senda correcta, que es la que nos lleva a Dios. Únicamente