Amigos de Dios y amigos de los que conviven con nosotros y también de los que no conocemos. La familia que el Señor quiere que formemos es la que se basa en la amistad desinteresada. La que no busca beneficios personales. Una amistad que se da por completo, sin esperar nada a cambio. Una amistad que es servicio y entrega. Una amistad que renuncia al propio yo para abrazar el nosotros.
“La perfección cristiana sólo tiene un límite: el no tener límite” – San Gregorio de Nisa
Si deseamos ser perfectos, meta a la que debemos aspirar como creyentes, porque es lo que se nos pide, debemos convencernos de