¡Cuántas veces juzgamos a los otros sin compasión alguna! Más nos valdría estar abiertos al perdón hacia los que no piensan como nosotros, o a los que yerran en sus actos. Ser justos exige que seamos más severos con nosotros mismos y menos justicieros con los demás. A menudo actuamos con crueldad y exigimos el castigo en vez de ofrecer y pedir el perdón para los que se han equivocado.
No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón – San Juan Pablo II
Es tarea muy noble aspirar a que haya paz entre los hombres y entre los pueblos. Como cristianos, nuestra tarea ha de