Nuestra sociedad, formada por creyentes y no creyentes, está necesitada de personas que vivan la virtud cristiana de la humildad. Son las personas humildes las que más pueden hacer para mejorar la convivencia que tantas veces vemos saltar por los aires por culpa de la soberbia y el egoísmo que el hombre lleva dentro de sí, al considerarse superior a los demás y a buscar únicamente su propio bienestar.
No temo a lo que los hombres puedan hacerme por decir la verdad. Solo temo a lo que Dios me haría si mintiese – San Juan Bosco
Resulta muy fácil escabullirse entre las mentiras, las medias verdades y los silencios cómplices. Porque, a menudo por no decir siempre, decir