Ábrenos, Señor Jesús, los ojos para verte a Ti en cada persona con la que nos cruzamos. Danos fuerzas para que no pasemos de largo ante las necesidades de los demás. Ayúdanos a sentirnos generosos, serviciales y desprendidos. Que entendamos de una vez y para siempre que, si queremos ser fieles a tu doctrina, no tenemos otra senda por la que caminar que mirar tu rostro reflejado en los más desvalidos de los hombres, los desposeídos, los ignorantes, los enfermos, los repudiados, los abandonados, los presos, los encarcelados… Porque en cada uno de ellos estás Tú, Señor.
Lo correcto es correcto aunque nadie lo haga, lo incorrecto es incorrecto incluso si todos lo hacen – San Agustín
A menudo escondemos nuestras debilidades intentando justificarnos con el “todos lo hacen” o “esto no lo hace nadie”. Hay que ser valientes