Las buenas obras que hagamos, que sean en silencio. Sin testigos. Sin alharacas. Que no sepa nuestra mano derecha lo que hace la izquierda. Anunciar a bombo y platillo que damos una limosna, o que ayudamos a resolver un problema, no está bien. El bien que se hace calladamente es el que tiene auténtico valor. Ante Dios y ante nuestras conciencias. Es lo que debe importarnos.
Por más comunes que sean las culpas de un hombre, son limitadas; mientras que la misericordia de Dios es sin límites – San Óscar Romero
Nunca debemos cansarnos de pedir perdón a Dios por nuestros fallos. Porque siempre lo obtendremos. Su misericordia es infinita y, como Padre