La fuerza inmensa que nace de Jesús presente en el Pan y el Vino nos empuja a vivir conforme nos marca la doctrina que Él nos dejó en las páginas del Evangelio. Es la realidad gozosa de sentir plenamente que está presente entre nosotros, nos comprende, nos ayuda y nos ama. Y nunca nos abandona, porque nos ha prometido estar a nuestro lado hasta el final.
Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor – Santo Toribio de Mogroviejo
Los halagos de los hombres no deben ser nuestra preocupación nunca. Porque a quien tenemos que complacer es a ti, Señor nuestro.