¿Somos nosotros de esos que se alegran sinceramente del bien de los demás? ¿O acaso nos disgusta que los otros puedan conseguir lo que nosotros no logramos? ¿Nos conformamos con lo que recibimos o nos quejamos porque creemos que merecemos más? ¿Quiénes son mejores: ellos o nosotros? Si somos capaces de responder honestamente a estas preguntas y estamos dispuestos a modificar nuestro orgullo habremos entrado en el camino de la humildad. Ahí encontraremos la dicha que nos lleva a ser mejores.
Considero no tener mayor felicidad que la de entregar muchas almas al Corazón divino – San José María Robles Hurtado
El amor que decimos profesar a nuestro Señor nos obliga a trabajar por implantar su reino en este mundo. Un reino de