A menudo escondemos nuestras debilidades intentando justificarnos con el “todos lo hacen” o “esto no lo hace nadie”. Hay que ser valientes para vivir correctamente, según los mandatos de Jesús. Seamos consecuentes y vivamos como hijos de Dios que buscan hacer su voluntad al paso por este mundo. Él nos quiere decididos a dar la cara en todos los momentos de nuestra vida haciendo siempre el bien, que es lo correcto, aunque esto no esté bien visto.
¡Qué curioso maestro el que, con el estómago lleno, diserta sobre el ayuno! – San Jerónimo
Es verdad que resulta más fácil predicar que dar trigo. Tenemos siempre preparado el consejo para los demás, pero nos olvidamos de