La confianza en Dios es lo que muchas veces nos falta. A menudo, porque nos consideramos suficientemente fuertes para acometer solos tareas que nos superan. Pecamos de soberbia. Y fracasamos porque lo que pretendemos realizar no es del agrado del Señor, o porque nuestra autosuficiencia es motivo más que suficiente para que todo se vaya al traste. Él es el apoyo imprescindible con el que siempre tenemos que contar, si realmente queremos hacer algo conforme a su voluntad y no movidos por nuestros particulares intereses.
Honra mucho a María. Es tu madre tan buena y cariñosa, que jamás dejará de velar por ti – Santa Teresa de los Andes
A veces nos comportamos como malos hijos de María. Creemos que alejándonos de ella estaremos más libres y seremos más felices. Craso