No solamente en los momentos difíciles de nuestra vida, sino siempre, el acudir a María para que nos ayude es un seguro que nos mantendrá firmes en la fe, sosegados ante los problemas cotidianos y reconfortados con nosotros mismos. Ella, que es madre nuestra, nunca nos dejará solos frente a los peligros, por muchos y grandes que éstos sean. Tengámoslo siempre presente en nuestros quehaceres.
La vida cristiana no está hecha de personas que hacen poco, sino de personas que se empeñan a fondo – Santa Juana Molla
Vivir la fe de forma tibia, poco valor tiene. El cristianismo no es un regalo que se nos haya dado para disfrutar