Postrarnos junto al sagrario, donde está Jesús, para acompañarle, sentir su presencia, contarle nuestras penas, inquietudes y deseos. Hablar con Él, de amigo a amigo, para que, en su bondad, nos eche una mano en nuestras tribulaciones. Los cristianos tenemos la dicha de contar con el más fiel amigo, siempre cerca de nosotros. Si le visitáramos más, seguramente nos sentiríamos más felices, porque siempre salimos reconfortados tras pasar un rato con Él.
Si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros? – San Pablo, apóstol
Nuestra debilidad está en la poca confianza que tenemos en Dios. Nos creemos fuertes y prescindimos de Él. Nos consideramos autosuficientes. Mal