Como humanos que somos, con todas nuestras debilidades, tenemos nuestra sensibilidad a flor de piel y sufrimos cuando nos critican y nos enorgullecemos si nos alaban. Eso, ante Dios, poco o nada cuenta. Él sabe cómo somos, conoce nuestras miserias, también nuestros esfuerzos por intentar salir de ellas y vencerlas. Por lo tanto, no intentemos engañarnos a nosotros mismos. Intentemos, más bien, en esforzarnos por ser mejores cada día, que eso sí nos hace avanzar en el camino que hemos de recorrer como creyentes en el Señor Jesús.
Ante Dios los ruegos de los santos son ruegos de amigos, pero los ruegos de María son los ruegos de Madre – San Alfonso María de Ligorio
Acudir a María es tener la certeza de que acudimos a la madre que nos conoce, nos escucha y nos ayuda. Es