Lo esencial en la Navidad es comprender que Dios se vistió de nuestra carne por amor. Un amor que los que así lo creemos debemos transmitir a los que nos rodean. Todo lo demás es superfluo, aunque sea materialmente atractivo. No revistamos el pesebre de riquezas ni la sencillez de soberbia, porque el Niño que nos ha nacido solamente se alberga en el corazón de los que se muestran pobres y humildes, dispuestos a entregarse a Él.
Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor – San Juan de la Cruz
Con el amor se puede transformar el corazón del hombre, que es el lugar de donde surgen las maldades humanas. A fuerza