La conciencia buena nos produce paz, interior y exterior, si actuamos conforme es nuestro deber como creyentes. Además de eso, nos sentimos alegres hasta tal punto que somos capaces de superar los contratiempos y malos momentos que aparentemente pudiera traernos el obrar correctamente. Si tenemos una buena conciencia, no podrá hacernos daño nada. Porque será mucho mayor la alegría que brote en nosotros que todos los sufrimientos que nos puedan ser causados.
No hemos sido creados para nosotros mismos, sino para Dios y para los hermanos – Papa Benedicto XVI
La razón de nuestro existir está suficientemente clara: Dios nos quiere para sí y para que, por Él, nos demos a los