Dios es misericordioso con todas y cada una de las personas. Porque todas hemos sido creadas a su imagen y semejanza. Y por todas y cada una envió a su Hijo que, por nuestras culpas, fue inmolado en la cruz. De esta forma nos liberó de nuestras faltas. Quiere que seamos misericordiosos con los demás, como Él lo es con cada uno de nosotros. Un creyente que pretenda ser fiel a las enseñanzas del Evangelio no tiene que alejarse de practicar la virtud de la misericordia, porque ésta nos acerca a la bondad del Señor.
No temo a lo que los hombres puedan hacerme por decir la verdad. Solo temo a lo que Dios me haría si mintiese – San Juan Bosco
Resulta muy fácil escabullirse entre las mentiras, las medias verdades y los silencios cómplices. Porque, a menudo por no decir siempre, decir