Acercarnos a Dios desde la sencillez de nuestra pequeñez, reconociendo nuestras miserias con toda humildad, es la mejor manera de que Él se nos muestre benigno y misericordioso. Es Padre que conoce a sus hijos mejor que éstos se conocen a sí mismos, por lo que intentar mostrarnos ante Él engreídos y perfectos es el mayor de los errores que podemos cometer. Que nuestra plegaria sea siempre postrarnos tal cual somos, pecadores cargados de defectos que suplican misericordia.
El que quiera decir a otras personas la verdad, debe saber soportarla en sí mismo – Beato Adolfo Kolping
Claro que la verdad a veces duele, como cuando nos la aplicamos a nosotros mismos y no coincide con nuestra manera de