Son las personas, con sus necesidades, defectos y virtudes, a las que debemos servir, como consecuencia de haber recibido la gracia de ser creyentes en Cristo. Si no vamos a su encuentro, estaremos desperdiciando nuestras vidas, pues no hacemos uso de la gracia recibida. No nos quedemos cruzados de brazos esperando que vengan a exponernos sus necesidades. Seamos prestos a salir de nuestra comodidad para remediar los males de los hermanos.
Quien ama no siente fatiga, ya que el amor no conoce cansancio – Santa Magdalena de Canossa
Amar a los demás, como Cristo nos ha enseñado, es reconfortante. Nunca cansa. Al contrario. Infunde mayor vitalidad. Es como si cada