La tristeza y el abatimiento no deben entrar en los planes de quienes nos sentimos cristianos. Porque nuestra fe es la garantía de que, si somos fieles a ella, sabremos poner sonrisas en medio de los dolores que nos puedan sacudir. Dios no nos quiere mohínos, sino exultantes de gozo, aún en medio de las tribulaciones y las amarguras de este mundo. Despertémonos, cada día, dispuestos a demostrarnos a nosotros mismos que estamos contentos y felices.
La ayuda divina acompaña a quienes la piden de corazón, humilde y devotamente – San Buenaventura
Para ser mejores personas y para poder ayudar cristianamente a los demás, necesitamos la fuerza que solamente procede de Dios. Nosotros somos