La conciencia buena nos produce paz, interior y exterior, si actuamos conforme es nuestro deber como creyentes. Además de eso, nos sentimos alegres hasta tal punto que somos capaces de superar los contratiempos y malos momentos que aparentemente pudiera traernos el obrar correctamente. Si tenemos una buena conciencia, no podrá hacernos daño nada. Porque será mucho mayor la alegría que brote en nosotros que todos los sufrimientos que nos puedan ser causados.
Pidamos que el nombre de Dios sea santificado en nosotros por nuestra vida – San Pedro Crisólogo
Las palabras de alabanza al Señor nuestro Dios sirven de poco si no van acompañadas de los hechos de vida que demuestren