Nos engañamos a nosotros mismos, y pretendemos engañar a Dios, cuando creemos que ciertas acciones las hacemos por caridad cuando la verdad es que actuamos por nuestros propios intereses: para que nos vean lo buenos que somos, para que nos sintamos contentos, para que nos alaben… El único interés que debe guiarnos es el servicio a los demás, sin esperar recompensa terrena. Ya recibiremos en su día la paga prometida.
Para los cristianos no existen los hombres extraños. Nuestro prójimo es todo aquel que tenemos ante nosotros y que tiene necesidad de nosotros – Santa Edith Stein
Un creyente no puede cerrar los ojos ante las personas que están a su lado, sean ricas o pobres, sabias o ignorantes,