El Señor nos envía a cada uno de nosotros su Espíritu, no parece hacernos iguales en todo, sino para guiarnos de forma individual. Con nuestras singularidades. Porque no quiere que seamos una masa uniforme, sino obras originales. Cada una con sus señas de identidad propias. Al igual que no hay dos cuerpos exactamente iguales, no existen dos cristianos que vivan la fe de forma idéntica. Coincidimos en los fines, buscamos la misma meta, pero cada cual ha de ir por el camino que le corresponde. Eso sí, guiados por el Espíritu que nos impele a amar a Dios y a los hermanos.

Si alguien quiere ser bueno, debe tener un poco de valentía, estar listo para el sacrificio, ser amable y nunca desagradable – San Juan Bosco
Hay que ser valientes para vivir la fe, defenderla incluso con lo más valioso que tenemos: la vida. A nosotros es probable



