No se concibe un santo apenado, mustio, sin alegría. Un cristiano nunca ha de estar triste. Porque la fe que profesamos tiene como estandarte a Cristo resucitado, con el que todos resucitaremos en su día. Nuestro Dios es el padre que nos ama, nos comprende y perdona. Un Dios alegre que nos llena de gozo inmenso. Por eso debemos estar siempre alegres.
En la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, ha traído la reconciliación y la paz – Papa Francisco
Cristo, estás clavado en la cruz. Eres inocente, sí, pero aceptas entregar tu vida por cada uno de nosotros. Este madero que