Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. Y Dios es amor. Por tanto, debemos vivir en ese amor que se nos ha dado y que debemos transmitir a los demás. Un cristiano que no ama al Dios que le ha creado y a sus semejantes, que también nacieron del mismo amor divino, no merece ser testigo de Jesús. Alimentémonos de lo esencial, viviendo fielmente conforme a la fe recibida, porque es lo que nos da fuerzas para ser fuertes y dar los frutos que se nos piden en razón a que fuimos creados gratuitamente por el amor de Dios.
Por más comunes que sean las culpas de un hombre, son limitadas; mientras que la misericordia de Dios es sin límites – San Óscar Romero
Nunca debemos cansarnos de pedir perdón a Dios por nuestros fallos. Porque siempre lo obtendremos. Su misericordia es infinita y, como Padre