La misericordia de Dios es infinita. El mayor de los pecadores puede, con toda confianza, acudir a pedirle perdón, pues, si el arrepentimiento es sincero, será perdonado. Si, además, va protegido por María, la Madre del Señor, ella intervendrá ante su Hijo para que sea salvado pues no permitirá que los que acuden a ella queden desprotegidos. Ser sinceros devotos de la Virgen es un eficaz remedio que siempre nos protege.
No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen; lo que eres delante de Dios, eso eres y nada más – Beato Tomás de Kempis
Como humanos que somos, con todas nuestras debilidades, tenemos nuestra sensibilidad a flor de piel y sufrimos cuando nos critican y nos