Mejor es estar prevenidos, sin tener miedo a que llegue el momento en el que nos encontraremos cara a cara con el Señor. Convenzámonos íntimamente en que cuanto mayor bien hagamos aquí, más recompensa recibiremos. Nuestro paso por este mundo ha de ser sembrado de obras buenas. Si vivimos siendo fieles a la fe recibida y confiamos en la misericordia de Dios, estaremos siempre preparados para recibir la recompensa.
Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección – San Pablo, apóstol
Desde los comienzos de la historia del cristianismo se ha venido insistiendo en que el amor es el mandamiento esencial que Cristo