Los amigos de verdad, no los interesados por cualquier motivo, ayudan siempre en los momentos más difíciles, logrando que éstos resulten más llevaderos. Pero tener amigos verdaderos requiere que seamos capaces de ser también nosotros bálsamos que curen heridas y sonrisas que venzan tristezas de aquéllos. Hacer amigos exige que estemos dispuestos a dar más que a recibir.
La vida cristiana no está hecha de personas que hacen poco, sino de personas que se empeñan a fondo – Santa Juana Molla
Vivir la fe de forma tibia, poco valor tiene. El cristianismo no es un regalo que se nos haya dado para disfrutar