A veces nos comportamos como malos hijos de María. Creemos que alejándonos de ella estaremos más libres y seremos más felices. Craso error. Porque esa libertad y felicidad que intentamos encontrar lejos de la Madre no son tales, sino señuelos que nos esclavizan y nos hacen vivir insatisfechos. Mejor nos irá estar a su lado, quererla y pedirla que nos ayude a ser mejores. Ella lo hará, porque nunca abandona a sus hijos. Siempre está pendiente de nosotros.
Lo propio de una religión no es imponerse, sino persuadir. El Señor no hizo violencia a nadie, dejó a cada uno libre – San Ambrosio de Milán
Ante los que no son creyentes podemos tener diferentes comportamientos. Uno de ellos, y es el más correcto, es intentar que conozcan