No hay otro camino, si queremos llegar a la meta a la que debe aspirar un buen cristiano, que repartir, a nuestro paso, el amor que de Dios hemos recibido para entregarlo a los otros. En eso nos conocerán y cumplirlo es lo que debemos suplicar al Señor. Vayamos incendiando de amor todo lo que nos rodea para que el mundo sea transformado y en él los hombres logren sentirse hermanos los unos de los otros.
Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor – Santo Toribio de Mogroviejo
Los halagos de los hombres no deben ser nuestra preocupación nunca. Porque a quien tenemos que complacer es a ti, Señor nuestro.