Mucho ruido encontramos en nuestras vidas. Proviene del exterior, pero también de nuestro interior. Y tanto ruido impide que escuchemos lo que realmente interesa: a Jesús, que, aunque nos habla siempre, solamente podemos escucharle con total nitidez cuando hay silencio en nuestro entorno. Conviene que, de vez en cuando, nos apartemos a donde podamos oírle con nitidez, apagando todas las voces que nos impidan escucharlo. Con toda seguridad, saldremos transformados y llenos de paz.
Una ley inmoral, nadie tiene que cumplirla – San Óscar Romero
A lo largo de los siglos, muchos hermanos nuestros en la fe han demostrado, Señor, que eran fieles a tu mensaje. Muchos