Solamente caminaremos dentro de la luz si vivimos en amor con los demás, como Jesús nos ha encomendado que hagamos. Un amor que exige renuncia a nuestros egoísmos y autosufiencias para convertirnos en amigos de todos, incluso de nuestros enemigos y de los que no son de nuestro agrado. La luz, que se nutre de la fe recibida, nos llena de claridad en cada acto de amor a los hermanos.
La Virgen María, la más humilde de todas las criaturas, es la más grande a los ojos de Dios y se sienta, como Reina, a la derecha de Cristo Rey – Benedicto XVI
Orgullosos nos sentimos porque María, mujer sencilla y humilde, de la estirpe de los hombres, ha sido coronada por Dios. Es nuestra